La importancia de la masticación para el desarrollo dento máxilo-facial del niño.
A la mayoría de los padres les preocupa la alimentación de sus hijos, ya que les angustia la idea de que no estén aportando la cantidad o los nutrientes necesarios a su dieta. Es por ello que muchos de ellos deciden alargar la ingesta de papillas durante más tiempo ya que saben que ahí van todos los tipos de alimentos (verduras, carne, legumbres, frutas, pescado…). Sin embargo, están pasando por alto una parte muy importante del desarrollo de la alimentación de los niños: la masticación.
La masticación es la función que se encarga de preparar el alimento para facilitar su paso al esófago y de ahí al estómago. En ella están implicados diferentes grupos musculares que trabajan en consonancia para la trituración del alimento. Es por ello que la masticación ayuda a nuestros hijos a que desarrollen las estructuras orofaciales (labios, lengua, mandíbula, mejillas, dientes…) las cuales son las mismas que intervienen en la acción del habla.
La masticación y el habla son dos funciones aprendidas frente a la respiración, succión y deglución que son innatas del ser humano. Todas las funciones del sistema orofacial trabajan de forma conjunta y muy coordinada, influyendo directamente en el crecimiento facial; de manera que, si una de estas funciones se ve alterada, afectará a las demás y ello repercutirá en el correcto desarrollo orofacial.
Durante la lactancia, el niño activa las funciones de succión, respiración y deglución. Pero una vez que erupcionan los dientes de leche, es fundamental que se inicie la masticación de alimentos duros ya que va a ayudar al desarrollo de las estructuras que alojarán los dientes definitivos y que estos se coloquen de forma correcta.
En los niños, el movimiento de masticación promueve el crecimiento de su mandíbula. Por una parte se desarrolla el crecimiento de la mandíbula hacia delante y por otra su anchura y altura. A su vez, al moverse la mandíbula por el contacto dental se desarrolla el paladar. Por ello es muy importante masticar por ambos lados para que todos los dientes tengan su sitio dentro de la boca y estén bien colocados.
Para que el niño pase progresivamente por el proceso de masticación de alimentos sólidos, debemos ofrecerle poco a poco comidas y texturas que no supongan un riesgo para ellos. Al principio comerán un poco menos pero poco a poco se irán adaptando a la nueva alimentación. Más adelante os daremos algunos consejos sobre cómo introducir alimentos sólidos en la dieta del niño.
En ocasiones, también es frecuente el rechazo del niño a comer o a la selectividad a determinados alimentos. Esto puede ser debido a problemas médicos, de sensibilidad, motores o de conducta, lo que conlleva a una pobre aceptación y dificultades masticatorias. Hay veces que los niños muestran una gran sensibilidad orofacial al comer ciertos alimentos lo que les produce sensaciones desagradables como náuseas al enfrentarse a ciertos sabores o texturas…La causa de este problema puede ser un reflejo de arcada aumentado o el mismo material con el que se ingiere la comida. La introducción tardía de los sólidos también puede ser la responsable de esta sensibilidad. Todos estos problemas repercuten en el desarrollo de la musculatura, huesos de la cara, estructuras orofaciales, babeo excesivo o dificultades en el habla.
En este artículo queremos centrarnos en este último, el habla. El habla es una función aprendida que no posee órganos propios, sino que se produce mediante los órganos del sistema orofacial. Esto nos lleva a darnos cuenta de que los movimientos de masticación y deglución y los músculos que intervienen en ellos son los mismos que para el habla, por lo tanto estas dos funciones (masticación y deglución) son el soporte fisiológico del habla. ¡Ojo!, no confundamos el habla (articulación) con el lenguaje (capacidad de comunicarnos). No por masticar, nuestro hijo va a desarrollar el lenguaje y va a aprender palabras y va a saber comunicarse. El lenguaje es un proceso superior dependiente de áreas cerebrales específicas.
La articulación de los fonemas (sonidos del habla) está vinculada al desarrollo y la maduración del sistema orofacial. Con las funciones de masticación, deglución, succión y respiración se activan todos los músculos de la cavidad bucal iniciándose así los primeros pasos en el lenguaje articulado del niño. La articulación de los sonidos del habla se produce gracias al trabajo conjunto de dientes, labios, lengua, paladar duro y blando y mejillas. Si alguna de estas estructuras se encuentra afectada; en conformación y movimiento, o no se ha desarrollado correctamente, la producción de esos sonidos se verá afectada en mayor o menor medida.
De hecho, un estudio sobre la incidencia de las alteraciones masticatorias y deglutorias en los trastornos del habla, llevado a cabo por la doctora E.Marta Patricia en el año 2013, concluyó que de 132 niños que fueron evaluados, con edades entre 4 y 8 años, un 92% presentaron alteraciones del habla y de la función masticatoria deglutoria. Los padres de los niños que fueron evaluados, detectaron que en el 100% de los niños que recibían alimentos blandos manifestaron dificultades en la masticación, ya que no realizaban movimientos ni esfuerzos masticatorios.
Por lo tanto, podemos concluir que existe una correlación altamente significativa entre los trastornos del habla y de la función masticatoria. La función hace la forma, y si no se trabaja correctamente, la primera se verá afectada llevando consigo a la segunda. Una dieta basada en alimentos de todas las consistencias, sobre todo dura, favorecerá la masticación contribuyendo a un adecuado desarrollo dento-maxilofacial, de las funciones orofaciales y a evitar posibles alteraciones en el habla.
TRATAMIENTOS PARA FAVORECER LA MASTICACIÓN EN LOS NIÑOS.
La rehabilitación y estimulación de la función masticatoria ayuda al niño a mejorar y controlar su masticación que se verá reflejado en su desarrollo futuro a nivel orofacial. Si no tratamos de primeras la función, de nada sirve corregir la forma (con ortodoncia) ya que el niño tendrá unas conductas aprendidas que colocarán de nuevo a los dientes donde se encontraban previamente a la ortodoncia. Por lo tanto el problema de base siempre estará ahí.
Para favorecer la masticación en el niño los padres podéis seguir las siguientes recomendaciones:
- Crear rutinas de comida con vuestro hijo y hacerlo con paciencia. No va a salir todo el primer día.
- Podéis empezar variando las texturas, pasar de triturar los alimentos con la batidora a hacerlo con el pasapurés y luego a triturarlo con el tenedor.
- Introducir pequeños trozos de alimentos de fácil masticación (fruta, queso..) en su comida triturada (en el puré, en el yogurt…)
- Es muy importante que si no los quiere, hay que ser constantes y seguir ofreciéndoles para que vaya probando y se acostumbre. Lo haremos con diferentes alimentos hasta dar con aquellos que más le gusten. No debemos insistir ya que crearemos una aversión a la comida que no nos conviene. Debemos respetar cuando dice no e intentarlo de nuevo en la comida siguiente o al día siguiente.
- Debemos convertir la hora de la comida en un momento agradable y tranquilo sin distracciones.
- Reforzar mucho sus logros para que se motive diciéndole que lo ha hecho muy bien o que es un campeón.
- Reducir la cantidad de comida triturada y completarla con algún alimento que sea fácil de masticar como plátano, pera o tortilla.
- Colocar los alimentos, pan, trozo de fruta entre los dientes a un lado de la boca y controlar la mandíbula con movimientos suaves. Este ejercicio estimula la mordida y el niño tenderá a cerrar la boca y apretar sus dientes.
- También podéis colocar un alimento sólido en las muelas ejerciendo una suave presión al ponerlo ahí. Una vez que lo muerda, tenemos que ver que la mandíbula esté cerrada.
- Por último podemos motivarle creando un juego de puntos en el que cada vez que coma sólido gana “x” puntos y cuando consiga “tantos” puntos lo puede canjear por un premio que hayais elegido previamente.
Y recordad, armaos de paciencia, no os frustréis y riñais a vuestro hijo, tan solo decidle que no ha conseguido punto para llegar al premio.
Si necesitáis ayuda con la alimentación de vuestro hijo no dudéis en consultarnos. En CEI Almudena Díaz estamos especializados en este tipo de dificultades y os ayudaremos a que vuestro hijo pueda comer mejor, creando experiencias de aprendizaje con el niño que podéis llevar a cabo en casa. La constancia y el aprendizaje a través del juego son la clave.
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